Si existe algo más duro en la vida es afrontar la locura del amor, que se ha vuelto una ilusión que se desvanece, también es darte cuenta que a la persona que le tenías tanto amor, se ha ido a pesar de los encuentro, y es darte cuenta que jamás tu vida volverá a ser igual.
La locura del amor, se volvió un eterno sueño ilusorio, que jamás habré de conocer de forma recíproca, es saber y sabernos que no importa lo genial que la mayoría de las personas piensen que eres, jamás podrás despertar la pasión que tu vida emana, me volví un loco apasionado por todo lo que hago, la entrega por la cual me esmero día a día para encontrar una sonrisa sincera y no la que finjo para poder encajar en la vida de quienes me rodean, me he vuelto la persona feliz más triste que haya conocido.
El amor que te tengo, tal vez jamás se irá, porque el amor jamás se va, solo se transforma en algo más, como un adicto solo cambia de vicio en algunos casos el nuevo vicio es amar irónicamente el dolor de un corazón destrozado, y ese sentir de soledad y desesperanza, se vuelve nuestro mundo, un mundo donde nadie jamás nos podrá dañar, ¿porqué? Por qué algo que esta tan dañado no puede ser dañado más.
He disfrutado de tanto en la vida, como sufrido, nada nuevo en la vida de quien sea, es completamente normal, nada extraordinario ni especial, lo que hace únicos esos vacíos son los valores que nosotros le damos a esos recuerdos, es lo que los hace especiales esos pequeños detalles; como cuando una familia desconocida te deja comer en su propia mesa y te permiten compartir comida y muchas sonrisas.
Y sobretodo te dan una confianza ciega que a nadie más le permitieron, y te volviste quien mas daño, te volviste en un desconocido y alguien que lejos de traer alegría solo trae pena y dolor.
Algún día solamente deseo que llegue alguien que me tome de la mano y me diga que todo estará bien, que me sostenga cuando no haya luz, que me arrope cuando haga frío, y sobretodo que me permita hacer lo mismo por ella, y ese día ese velo que no te permite ver, te dejará saborear lo cálido del sol por las mañanas, el fresco de la lluvia, los colores de un atardecer y lo rico que se siente el piso cuando caminas descalzo, algún día, la locura será de dos, y ya no más habrá soledad, ya jamás rodarán lagrimas por las mejillas, y lo mejor podría ser que el silencio se habrá de ir.
La locura del corazón roto… algún día te iras.
Que tengas un grandioso día.
Iván Hernández.